Diana Hunsche, psicóloga y especialista en duelos, señala que la pandemia de COVID-19 hizo cambiar por completo la reacción ante la pérdida de un ser querido. La imposibilidad de cumplir con los rituales y la compañía, la “culpa” del que sobrevive en una familia y cómo convivir con los que llevan el contagio a una casa
La licenciada en psicología Diana Hunsche (MN10.544), reconocida especialista en el tema de cómo transitar un duelo, situación dolorosa que cualquiera preferiría evitar, describe con cierta sorpresa un fenómeno que comenzó a observar a partir del impacto de la pandemia de COVID-19 en la Argentina y que está relacionado con la pérdida de un ser querido: algunos de sus pacientes que en este tiempo fueron golpeados de cerca por la muerte por motivos ajenos al virus, minimizaron de alguna manera -sin proponérselo- la tragedia que habían sufrido al compararse con aquellos que sí habían perdido a alguien por el coronavirus.
Como si de alguna manera fuese más fácil hacer el duelo al no tratarse de una víctima de la epidemia. En palabras de la propia Hunsche, “como si no fuera importante”. Sin embargo, para la experta todos los fallecimientos son de relevancia y cada uno debe ser procesado de la mejor manera para seguir adelante. Pero la pandemia cambió todo, hasta la forma de despedir a nuestros muertos y hacer el duelo.
La psicóloga, que trabajó con René Favaloro en el Sanatorio Güemes, en el Hospital Zubizarreta y con el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) es especialista en Psicogenealogía y dirige la revista online “PsicoHerencias”. Además, es psicóloga recomendada por las Embajadas de Alemania y de los Estados Unidos. En el diálogo con Infobae, explicó que “Transitar un duelo depende de la persona. En realidad ahora siguen habiendo muertes por otros motivos y la gente lo dice como si fuera una muerte menos importante. Lo dicen como diciendo ´mi papá murió pero bueno, no fue por COVID´. Como si el COVID tuviera que ver con una guerra. Como si morir en una guerra fuera diferente a morir por una cuestión diabética, por ejemplo. Hay una diferenciación muy grande que se está haciendo”.
En momentos en que la pandemia del COVID-19 ya se cobró las vidas de más de 80.000 argentinos –de acuerdo con el último parte oficial del Ministerio de Salud de la Nación- saber cómo llevar adelante la pérdida abrupta de un familiar o un amigo es de gran importancia para una época en la que la muerte se volvió parte de cotidianidad. De hecho, según admitió la profesional a este medio, en el último tiempo aumentaron las consultas por este tema. La diferencia con otros momentos acaso más normales, es que ahora procesar el adiós a un ser querido está marcado por el virus. Es la pandemia la que dicta las nuevas normas para hacer los duelos, la que marca cómo deben ser los velatorios o la que indica quién puede o no estar cerca de amigo que por cualquier motivo murió. Esto hace que el proceso sea más complejo.
“El duelo que más aparece en este momento es el duelo incierto. Se llama así porque no existe el cuerpo para realizar la ceremonia de despedida. No hay ritual posible. Todas las culturas tienen un ritual que sirve para inscribir la muerte en nuestra psiquis. Sin ese registro no podemos empezar a realizar el duelo. Es un duelo donde no hay una ceremonia de despedida. Si bien nuestra parte psicológica o racional sabe que la persona que queremos falleció, nuestro inconsciente y los sentimientos se oponen a eso. Hay siempre una esperanza de que el otro vuelva. Es un duelo que también pasa en situaciones como un accidente aéreo o cuando no se sabe el paradero. Son duelos muy difíciles de elaborar”, dijo Hunsche a Infobae.
En el mismo sentido, la licenciada señaló que en estos tiempos de pandemia, el duelo no sólo se circunscribe a la pérdida física de un pariente o un amigo. La sociedad enfrenta un duelo por todo lo que perdió: contacto físico, la normalidad laboral o simplemente salir a pasear. “El duelo es elaborar una pérdida. En este momento la palabra duelo, ya referida a la pérdida de una persona que fallece es insuficiente. La tenemos que ampliar porque todos estamos “aduelando” cosas; la cotidianidad, la normalidad, de las costumbres, cierta seguridad laboral, todo lo que tiene que ver con lo económico. El duelo hoy pasa a ser con un montón de situaciones. Por eso las consultas han aumentado desde que comenzó la pandemia. Estamos todos atravesados por el duelo”, agregó la profesional.
Por eso, como recomendación ante la tristeza de perder a alguien en este momento, especialmente en casos ocasionados por la pandemia, psicóloga aconseja que se haga una ceremonia individual con los familiares y con los amigos “para realmente despedir a ese ser y así empezar el trabajo del duelo”.
Otro tipo de duelo que se manifiesta mucho en estos momentos es el llamado “múltiple”. Se trata de aquel cuando existe una pérdida simultánea de varias personas. Son cientos las historias de familias rotas por muertes masivas dentro del hogar. Pérdidas repentinas para las que no es está preparado. “La persona no sabe a cuál duelo prestarle atención porque está como tironeada y mareada entre tanto dolor”, añadió. Para salir adelante, Hunche es taxativa: “La única manera es con terapia y adquiriendo las herramientas necesarias para procesar el duelo. Expresarlo de alguna manera y apelar al vínculo que se tuvo con esa persona, a lo que se vivió y al recuerdo. El vínculo con la muerte no se acaba. Eso lo debe entender una persona para poder ser feliz”.
La culpa del sobreviviente
Hunsche, autora del libro “A terapia ¿yo?” –de reciente aparición-, desarrolló un concepto que habla de la culpa que se siente la persona que no muere. El familiar que “tuvo la suerte de vivir”. Se trata de un sentimiento de culpa por saber que el ser querido que falleció no podrá disfrutar ni seguir adelante. Por eso, sostuvo la profesional, hay que aprender a salir del dolor y procesarlo. Entender que aquel que sigue con vida no tiene la culpa de que la persona que quería ya no va a estar más.
Si bien es un fenómeno que se intensificó en la pandemia, se trata de algo que va mucho más allá del COVID. Pero en esta época marcada por el virus, se le agregan factores como la culpa por no haber estado presente antes de la muerte o no poder despedir al ser querido porque no está permitido por una cuestión sanitaria. “Hoy hay una situación muy terrible, dolorosa. Hay mucha angustia por no poder acompañar a la persona en los últimos momentos. Existe impotencia por no haberlo podido salvar al fallecido. Existe bloqueo para avanzar, indignación por las circunstancias en las que murió esa persona. Mucho desamparo, soledad y dolor por las despedidas”, dijo.
En esa misma dirección, la profesional prosiguió: “La culpa del sobreviviente es un concepto muy importante porque siempre la persona, cuando fallece un ser querido, siente culpa por no haberlo acompañado en eso. Es la culpa de salir adelante. Que fuimos favorecidos por estar vivos y que tenemos que dejar atrás a esa persona. Como que tenemos la culpa de que lo estamos abandonando cuando en realidad no lo estamos abandonando. El recuerdo es algo que podemos llevar durante toda la vida. (El psiquiatra, Jacques) Lacan decía que la verdadera muerte es el olvido, no la muerte real. Si a una persona no la olvidamos, la seguimos manteniendo viva en el recuerdo”, agregó.
Hunsche habló de otro tipo de culpa y que es aún más dolorosa. Se trata de la de responsabilizar indirectamente a un familiar por contagiar y ocasionar la muerte de otro ser querido. Pese a que en la inmensa mayoría de las situaciones las infecciones de coronavirus se dan al azar y no hay nadie que “busque” contraer la enfermedad, en muchos casos las relaciones intrafamiliares se ven afectadas por casos de este estilo.
“He visto casos de nietos que han contagiado a sus abuelos, que luego fallecieron. Eso es una culpa que también hay que elaborar. No es sólo de uno sino del grupo familiar. La gente pregunta ¿dónde te contagiaste?, ¿cómo te lo agarraste?. Hay que ayudar mucho a ese grupo familiar para salir adelante. Está la culpa de sobrevivir, la culpa por contagiar. Son muchas las cuestiones. Son fenómenos muy duros y propios de la pandemia”, concluyó la profesional, quien además cree que salir de los efectos de la pandemia tomará mucho tiempo. Pese a eso, considera también que va a dejar aspectos positivos en la sociedad después de todo.
“Van a quedar secuelas de todo esto. Temor a contagiarse, estar muy pendientes de la salud, dificultad del contacto físico. El refugio en lo virtual. Pero también van a haber reacciones polarizadas. Habrá gente que tratará de vivir cosas que se perdió en el pandemia. No es la primera pandemia y en ese sentido se generan acciones solidarias. Todos estamos sufriendo por esto y hay que pensar que todos vamos a salir adelante para poder efectivamente salir adelante”, finalizó.
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