Sin duda que los estafadores existieron siempre, aunque ahora parecen visibilizarse más debido a las redes sociales y nuevas formas de tecnología. Sobre este tema tan en boga, Netflix tiene disponibles varias series alusivas de casos reales, pero sin dudas la que lleva la delantera es el documental «El estafador de Tinder». En este informe la opinión y el punto de vista de una experta.
En las últimas semanas, se volvieron muy populares las series o documentales basadas en casos reales de estafas. Una de las más comentadas es El estafador de Tinder: cuenta el caso de un hombre, llamado Simón, que concretaba citas con mujeres a través de la aplicación y las seducía con una vida llena de lujos, para después pedirles dinero.
El título busca convocar al público mencionando a Tinder, pero esta aplicación de citas no tiene nada que ver con la historia. Siempre existieron las estafas; lo nuevo aquí es el formato en el que se produce. No se puede culpar al instrumento, sino a su mal uso.
A diferencia de otros casos, en los que la persona simula llevar un nivel de vida que no tiene, Simón sí vive de manera opulenta, sostenido por el dinero que obtiene de sus víctimas. Por eso, podemos decir que se trata de una estafa serial: con cada robo se financia el escenario del siguiente.
Existen tres tiempos en cada historia. Los dos primeros están digitados estratégicamente por el estafador: al principio él se muestra dulce, protector, generoso. Luego, se muestra padeciendo una injusticia y le dice a la víctima que, sin su ayuda, todo se perderá. En el tercer tiempo (que no a todas les sucede), la mujer reacciona para defenderse.
Simón despliega su seducción con conductas grandilocuentes para deslumbrar a sus víctimas y que estas lo ubiquen en el lugar de pareja o de íntimo amigo. Promete un futuro, diciéndoles exactamente aquello que ellas quieren escuchar. Así, explota dos valores fundamentales de la vida humana: el amor y la amistad. La personalidad de Simón es la de un psicópata: generalmente se trata de individuos muy inteligentes y atractivos, que saben conectarse con las necesidades delos demás para poder manipularlos a su favor. Lo que ofrecen compromete a la otra persona a «devolverles» algo a cambio. En esta historia, además, el estafador tiene cómplices que, frente a cada mujer que conoce, lo «consideran» un hombre accesible, vulnerable, sensible, amado y admirado por su entorno.
Una vez que ingresó en el mundo emocional de la víctima, comienza la estafa: Simón la obliga a darlo todo en pos del vínculo. Le pide dinero y promete que el sacrificio será temporario (lo cual no es verdad, porque ella se endeuda cada vez más). Las mujeres estafadas acceden a ayudarlo y contraen deudas a su propio nombre. Cuando pretenden que Simón les pague, él les ofrece cheques sin fondos o joyas que, al intentar venderlas, resultan ser falsas. Además, las extorsiona emocionalmente, haciéndoles sentir culpa por reclamar lo que es suyo. Vemos así que la estafa es múltiple: económica, emocional y moral.
Las mujeres quieren creerle al estafador y desean pertenecer a ese mundo que él les ofrece, pero creen desconocer sus códigos (lo cual no es cierto); con esa creencia, encandiladas, obedecen ciegamente sus órdenes y no hacen caso a los consejos de sus seres queridos. En lugar de ser sujetos de su propio deseo, son objeto del deseo de Simón. Además, sienten que lo «salvan» de su supuesto padecimiento; por ejemplo, en el documental, una de las víctimas compara sus sentimientos con la historia de «La Bella y la Bestia» y se identifica con Bella, que, al final del cuento, salva a la Bestia por amor.
Este tema trasciende los géneros, las edades y las nacionalidades; intervienen factores culturales, biográficos y psicogenealógicos.
Las víctimas de este tipo de estafas suelen callar porque sienten vergüenza y culpa por no haber detectado el engaño. La sociedad las cuestiona, acusándolas de codiciosas y de «dejarse» estafar. Pero este juicio es muy superficial. Todos tenemos un futuro soñado; ¿qué pasaría si apareciera alguien que, como Simón en esta historia, nos ofreciera esa vida que anhelamos, desde el amor o la amistad? Lo grave es la injusticia cometida hacia las víctimas, que en este caso aún están pagando las consecuencias económicas de lo sucedido.
Los valores del amor, la amistad y la confianza quedan profundamente dañados luego de pasar por una situación de este tipo. La terapia contribuye a que las víctimas puedan recuperar su autoestima, no aislarse por sentir vergüenza, hacer catarsis con su indignación y elaborar la ira. Así, podrán apostar nuevamente a la vida.
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Artículo Original:
https://www.diariodecuyo.com.ar/suplementos/Simon-el-estafador-de-Tinder-20220219-0031.html