Hay trastornos psíquicos que pueden ocurrir en esta etapa de la vida y no son un aspecto menor, sino que se pueden prevenir para evitar dolorosas consecuencias. En esta nota, la psicóloga Diana Hunsche da detalles de algunas de las estrategias a tener en cuenta.
No todo es color de rosa. Aunque parezca que todo lo que rodea a la maternidad es maravilloso y esperanzador, obviamente que no todas las mujeres ni sus entornos lo viven de igual manera porque las circunstancias que rodean a esta etapa no siempre son las deseadas ni las esperadas. Algunas mujeres transitan los 9 meses solas y otras, lo que es más doloroso aún, quedaron embarazadas producto de una violación. Pero inclusive estando en compañía y en el mejor de los contextos, hay aspectos que no siempre se pueden manejar. Surgen miedos y ansiedades, difíciles de entender, aceptar y por qué no, sortear con éxito. Justamente en mayo confluyen varias fechas que invitan a reflexionar: el primer miércoles del mes se instituyó como el Día Mundial de la Salud Mental Materna con el que se busca crear conciencia sobre los trastornos psíquicos que pueden ocurrir durante el embarazo, el posparto y los primeros dos años de vida del hijo o la hija, y es la oportunidad para proponer estrategias de prevención. Mientras que del 16 al 22 de Mayo es la Semana Mundial del Parto Respetado y este año, el lema elegido para conmemorarlo es «El respeto por las necesidades de la madre y su bebé en cualquier situación». Ambas circunstancias son una razón por demás importante para consultarle a la psicóloga Diana Hunsche qué es lo que puede pasar por la cabeza y los sentimientos de una embarazada e inclusive luego del nacimiento del bebé y cómo se la puede ayudar.
«El primer punto a considerar es cómo se produce el embarazo. Están aquellos que fueron programados y deseados, pero también los no programados. Dentro de estos, muchos pueden convertirse en deseados (sobre todo si se dan en el marco de una pareja que se lleva bien), pero otros no: por ejemplo, cuando son producto de un encuentro casual o, peor aún, de una violación. La manera en que la mujer encare el embarazo (tanto si decide llevarlo adelante como si no) es determinante del vínculo posterior con ese hijo cuando nazca.
La psicogenealogía nos enseña que todos los conflictos no elaborados durante una generación pasan a la siguiente. Si bien es cierto que nadie puede tener resueltos todos sus problemas antes de decidirse a tener hijos, es importante comprender que ellos no vienen para cubrir nuestros deseos insatisfechos, para arreglar crisis matrimoniales ni para ayudarnos en nuestra vejez; tampoco para cumplir con mandatos, ni para que tengamos la «foto perfecta» de la familia feliz para compartir en las redes. Cada hijo que tengamos va a ser diferente y su llegada va a tener mucho que ver con la situación personal de la madre en ese momento: no es lo mismo una madre primeriza que una que ya tiene varios hijos; una que padece carencias que una con independencia económica; una que es feliz con su pareja que una que padece maltratos», explica.
La profesional ejemplifica que algunos embarazos son disparadores de trastornos de ansiedad. Las causas son muy diversas: puede ser que la familia de la persona gestante no acepte ese embarazo; también, por dificultades propias de la gestación o porque, aunque no haya riesgo actual, hubo pérdidas anteriores que generan temor de que vuelva a ocurrir lo mismo. «En primerizas, la ansiedad puede tener que ver con el momento del parto y cómo se desarrollará la crianza. Por supuesto, no siempre ocurre que el embarazo sea motivo de trastornos. Muchas veces se vive con placer y con una alta autoestima. Hay quienes lo disfrutan tanto que deciden repetir la experiencia muy poco después de haber tenido el primer hijo», asegura.
«Luego del parto es habitual estar hipersensible, vulnerable y con temor de no saber cómo ocuparse del bebé. Pero estos sentimientos no son necesariamente un signo de depresión. Cuando hablamos de depresión posparto nos referimos a un cuadro mucho más complejo, en el que se imposibilita la creación del vínculo madre-hijo. La madre depresiva no le devuelve la mirada a su bebé, no logra encariñarse con él ni atenderlo. En estos casos una tercera persona (padre, abuela, tía, etc.) tiene que hacerse cargo de maternar a la criatura. Los casos de psicosis posparto, si bien existen, son muy raros y en general son producto de una personalidad borderline previa al embarazo. La persona gestante tiene que saber que la díada madre-bebé va a ser el comienzo de un proceso que avanza hacia una paulatina separación. A lo largo de la vida, se establecen nuevas formas de vincularse con los hijos. Pero para que este proceso sea saludable, es importante no solo contribuir a que ellos vayan adquiriendo su autonomía, sino también preservar la propia. Para ser una buena madre no hay que dejar que los hijos cubran todos nuestros espacios. Las buenas madres tienen también un vínculo de pareja, amistades, una carrera, ámbitos que son ajenos a la maternidad y que es importante preservar desde el embarazo para realizarse como personas», afirma la psicóloga Diana Hunsche.
La mirada experta
Diana Hunsche trabajó con el Dr. René Favaloro en el Sanatorio Güemes, en el Hospital Zubizarreta y para SERPAJ. Su formación tiene distintas ramas: si bien el psicoanálisis fue su punto de partida, también ha incursionado en otras escuelas psicológicas. Se especializó en Psicogenealogía con el Licenciado Tobías Holc en FundaPsi. Allí dirige la revista online PsicoHerencias. Diana Hunsche atiende a sus pacientes en cuatro idiomas (castellano, alemán, inglés y portugués).
Hunsche es la autora de «A terapia ¿yo?», un libro que permite entender cómo funciona la terapia. Con breves y sencillos textos ayuda a iniciar, transitar o retomar un tratamiento. Con su larga trayectoria profesional, se dedica a desenmascarar los mitos y prejuicios que giran en torno a la psicología y los terapeutas, porque considera que la terapia no solo es un modo de sanación, sino también un camino fascinante hacia el autoconocimiento.
Aparte ella, como especialista en duelos, rescata que este espacio de tratamiento psicológico, es también una herramienta indispensable para asistir a los que están atravesando la pérdida de un ser querido. «Es importante lo que te pasa, pero más importante aún es lo que hacés con eso que te pasa».
Por Paulina Rotman
colaboración: Antonela Santecchia de Soy Prensa
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Artículo Original: https://www.diariodecuyo.com.ar/suplementos/Lo-que-pasa-por-la-cabeza-tambien-es-parte-de-la-maternidad-20220514-0067.html