EMPEZAR A ESCRIBIR A LOS 90
El mes pasado fui entrevistada por una periodista, con la que inmediatamente sentí mucha afinidad. Esto me llevó a querer entrevistarla a ella, aplicando mi propio entrenamiento como psicóloga, ya que la primera sesión con un paciente se parece, en parte, a una entrevista periodística.
Mi entrevistada, Marion Kaufmann, publica desde hace más de cincuenta años artículos de interés general en el Argentinisches Tageblatt, semanario en idioma alemán que circula en todo el país.
Marion nació en Berlín el 6 de enero de 1926 y llegó a la Argentina a los once años, junto con su madre y su hermano (su padre había viajado un año antes, en 1937) debido a la difícil situación que atravesaban los judíos en Alemania. En Buenos Aires cursó sus estudios en distintos colegios y luego empezó a trabajar como secretaria trilingüe (en alemán, inglés y castellano).
Desde chica escribió sobre distintos temas, tanto familiares como de interés general. Cuando se puso en contacto con el director del Argentinisches Tageblatt, lo primero que él le encargó fue escribir críticas de películas. Más adelante, Marion se hizo cargo de la página dedicada a las mujeres, en la que aún hoy publica sus textos, siempre con un sentido del humor muy especial (que heredó de su padre). Actualmente, esta sección se encuentra a cargo de Helma Rissel.
En su rol de periodista, y gracias a las facilidades que la profesión le dio, Marion realizó numerosos viajes de los que publicó interesantes crónicas; entre los países que visitó se encuentran Ecuador, Francia, Inglaterra, Sudáfrica, Alemania y Suiza. También tradujo cuentos de escritores ecuatorianos, chilenos y argentinos al alemán, y entrevistó a escritores célebres como Jorge Luis Borges y el chileno Antonio Skármeta.
Se casó dos veces, tuvo dos hijos de su primer matrimonio (Mario y Graciela), seis nietos y ya es bisabuela. De su primer marido se separó luego de trece años. “Fue una separación muy amistosa, y desde entonces nos llevamos muy bien”, cuenta. Su segundo matrimonio, con Félix Kaufmann (de quien tomó el apellido), fue, en sus palabras, “la época más feliz de mi vida”.
Cuando le pregunté si hace alguna actividad física, me contó que camina mucho y hace “stretching”: con gestos, me mostró cómo lo hace al colgar y descolgar la ropa recién lavada de la soga, en su casa. Ante mi carcajada, me advirtió: “Cuando tengas noventa y dos también te vas a achicar, como yo”.
Como sucede siempre con quienes ya superaron los noventa años y se mantienen en actividad, muchos le preguntan (y yo también lo hice) cuál es el secreto para llegar a esa edad en tan buena forma. Marion cuenta que lo que todo el mundo espera es que aconseje comer yogur, no fumar y hacer ejercicio. Pero, según ella, hace falta una sola cosa: la curiosidad.
En su opinión, la gente mayor está invisibilizada; cita a Santiago Kovadloff, quien escribió sobre su generación (mucho más joven que la de Marion): “Se vive más, pero se significa menos”. Sus reflexiones sobre el rol de los adultos mayores, y en especial de las mujeres, la llevaron a un nuevo desafío intelectual: escribir un libro de entrevistas a mujeres argentinas de más de ochenta años que estén activas, desarrollando un proyecto y compartiéndolo con la sociedad. Esta es la primera vez que escribe sobre algo que le interesa a ella (ya no por encargo de otros), y por eso me dijo: “Empecé a escribir a los noventa”.
“Mi libro nace del enojo, porque en las librerías hay textos sobre mujeres de treinta, de cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta. Pero no hay bibliografía sobre mujeres de ochenta o más. Eso me dio el impulso para escribir”, explica. Entre las entrevistadas se encuentran Graciela Fernández Meijide, las escritoras Angélica Gorodischer, Hebe Uhart y Griselda Gambaro, y Mariana Biró, la creadora de la Escuela del Sol. El libro se encuentra actualmente “en trabajo de parto”, próximo a publicarse.
Todo lo que Marion cuenta nos lleva a la conclusión de que tuvo una vida intensa e interesante. Pero esto es así porque ella misma, con esa curiosidad que destaca como indispensable, procuró dar su vida intensidad e interés. Seguramente ha tenido temores y dificultades, pero fue más fuerte su deseo de saber que cualquier impedimento. Su historia es un ejemplo inspirador, no solo para los adultos mayores sino para personas de todas las edades: demuestra que se puede seguir teniendo proyectos y proponiéndose objetivos en cualquier momento de la vida. Esto ahuyenta la tristeza, los miedos, la apatía: todo lo que nos hace envejecer. El ingrediente clave es la pasión: sin ella, podemos ser viejos a los veinte. Con ella, podemos ser jóvenes a los noventa y dos, como Marion.