Los Trucos del Inconsciente
Lucía es una paciente de alrededor de 50 años que se atendió conmigo durante mucho tiempo hasta que emigró a Canadá. Hace poco retomó la terapia a través de Skype, como siempre, en castellano. En su quinta sesión de esta nueva etapa, le pregunté si se sentía cómoda con la frecuencia semanal. Me respondió que estaba conforme, pero que la semana entre sesión y sesión “se le pasaba volando”, y que de hecho sentía que lo mismo le ocurría en otros aspectos de su vida: no entendía por qué el tiempo parecía transcurrir tan rápido últimamente.
Para un chico de cinco años, un año es muchísimo tiempo porque es una quinta parte de su vida. Para una persona de cincuenta, el equivalente serían diez años. Tal vez por eso, pensaba yo, a la gente mayor el tiempo parece escapársenos de las manos. Esto se lo comento a Lucía, pero también agrego que últimamente esta sensación la veo también en gente más joven, de 25, 30 o 35 años. Al buscar puntos en común entre los que hablan sobre lo velocidad del tiempo, descubro que siempre se trata de personas que hacen muchas cosas, es decir, que tienen su agenda repleta de actividades.
Lucía se sintió muy identificada: ella vive muy ocupada administrando varios proyectos familiares además de ayudarlo a su marido. Sin embargo, a ella le pasa lo que a muchas mujeres profesionales: cuando por algún motivo dejan su profesión, aunque se dediquen a muchas otras actividades, sienten que “no están trabajando”. En las sesiones anteriores veníamos trabajando este tema: la importancia de que Lucía valorara lo que está haciendo, aunque no tenga que ver con su profesión.
Al pasar me empieza a contar una charla que tuvo por FaceTime con una conocida. Sin darse cuenta, Lucía había dicho algo muy significativo y ahí mismo se lo señalé: esa palabra en inglés resumía su problemática actual, “facing time”, “enfrentando el tiempo”. Esta interpretación es válida con ella porque, después de años viviendo en Canadá, Lucía piensa en inglés. Más allá del idioma, lo importante es que esta palabra “FaceTime” sirvió para manifestar en su discurso algo que estaba oculto. Su Inconsciente se las ingenió para salir a la superficie y definir magistralmente el tema que Lucía deseaba elaborar.
Este es un ejemplo de cómo, en una sesión, es importante escuchar todas las palabras, tanto en su sentido literal como abstracto. En este caso, aquello que parecía no tener nada que ver con el asunto que estábamos tratando, terminó representando no solo una aplicación de telefonía sino también la inquietud más profunda de la paciente.