Diana Hunsche
  • Inicio
  • Sobre mí
  • Indice
  • Textos
    • Textos

      ¡LLEGAMOS A ESPAÑA!

      14 septiembre, 2022

      Textos

      ¿Qué es la Resiliencia?

      13 julio, 2022

      Textos

      Dia de la Mujer

      13 julio, 2022

      Textos

      TOMARSE EN SERIO

      10 julio, 2022

      Textos

      ARREMETER CON LOS DEBERES DESAGRADABLES

      10 julio, 2022

  • Relatos sobre pacientes
  • Prensa
  • CV
  • Contacto
  • Inicio
  • Sobre mí
  • Indice
  • Textos
    • Textos

      ¡LLEGAMOS A ESPAÑA!

      14 septiembre, 2022

      Textos

      ¿Qué es la Resiliencia?

      13 julio, 2022

      Textos

      Dia de la Mujer

      13 julio, 2022

      Textos

      TOMARSE EN SERIO

      10 julio, 2022

      Textos

      ARREMETER CON LOS DEBERES DESAGRADABLES

      10 julio, 2022

  • Relatos sobre pacientes
  • Prensa
  • CV
  • Contacto

Diana Hunsche

INCORPORAR UN NUEVO HÁBITO

por dianahunsche 18 agosto, 2018

Incorporar un nuevo hábito parece sencillo; sin embargo, es una de las cosas más difíciles de lograr. Nos referimos aquí a dos actitudes posibles: una es incorporar un hábito nuevo (por ejemplo, hacer caminatas diarias); la otra es eliminar uno nocivo (por ejemplo, dejar de fumar).

image

Lo primero es averiguar el motivo de la dificultad: ¿por qué nos cuesta adoptar o erradicar ese hábito? Para esto, puede ser útil armar un “historial” de nuestras conductas y de los sucesos de nuestro entorno que se relacionen con ese hábito: por ejemplo, “fumo porque mis padres fumaban y me acostumbré desde chico”. Un escritor que ha abandonado el hábito de escribir puede rastrear que el momento en que dejó de hacerlo coincidió con la muerte de un ser querido. Si el motivo ya fue superado o el impedimento ya no existe, nos resultará más fácil darnos cuenta de que tenemos el camino allanado para iniciar, retomar o abandonar el hábito.

Otros motivos pueden tener que ver con la situación actual: es posible que no tengamos tiempo o que nos falten medios económicos para realizar esa actividad. Pero a veces, se trata de excusas tramposas y no motivos reales. Por ejemplo, una persona puede decir que no hace actividad física porque no tiene dinero para pagar el gimnasio, aunque en realidad podría hacer ejercicio en su casa o salir a correr. El escritor que quiere retomar la actividad puede tener dificultades en encontrar un espacio en su agenda para escribir; pero puede recurrir a un taller literario, en el que la necesidad de cumplir con el horario de la clase lo motive a practicar la escritura.

image

También existen impedimentos que nosotros mismos “fabricamos”, a modo de autoboicot, cuando suponemos que el hábito que pretendemos adoptar nos puede traer consecuencias negativas en el futuro. Un pintor puede pensar que no vale la pena seguir pintando porque sus cuadros no se van a vender. A la inversa, existe el miedo al éxito: la vida puede dar un vuelco total, y tal vez eso nos genera temor.

Una vez que ya hemos analizado el porqué de nuestra resistencia al nuevo hábito y la hemos superado, corresponde que elaboremos un plan. Este debe ser personalizado; por ejemplo, a algunas personas les resulta más fácil hacer actividad física por la mañana, mientras que otras se sienten mejor por la noche. Conviene dividir el plan en pequeños pasos, para que sea más fácil cumplirlos, sobre todo al principio. Además, debe tener cierta flexibilidad, de modo que podamos recalcularlo y adaptarlo cuando sea necesario. Por ejemplo, alguien que fumaba un atado de cigarrillos diario decide fumar cada día un cigarrillo menos hasta quedar en tres; pero, si un día no logra disminuir la cantidad, puede compensarlo en otro momento de esa semana restando dos cigarrillos en vez de uno. La tercera característica que debe tener todo plan es una fecha determinada de finalización: los estudios realizados al respecto señalan que lo ideal es que dure alrededor de dos meses. Es aconsejable registrar los progresos diariamente como para tener un panorama general de la evolución.

Pasado ese lapso, es más probable que se automatice y se fije el hábito, de modo tal que la persona ya no eche de menos su situación anterior. Por ejemplo, la persona que ya se acostumbró a caminar todos los días, sentirá la falta de ejercicio si un día no puede hacerlo. Al igual que un contrato, una vez transcurrido el plazo que nos hemos fijado, podemos renovarlo y continuar.

image

Es muy importante elegir el momento y el lugar más adecuados para comenzar con el plan. A muchos les funciona mejor aprovechar las vacaciones u otro momento del año en que tienen menos exigencia.  De este modo, cuando se retoma  el ritmo habitual de tareas, el nuevo hábito ya está instalado y es menos probable que se abandone.

Una estrategia útil consiste en hacer coincidir el nuevo hábito con otro que ya tengamos incorporado; por ejemplo, si quiero empezar a cuidar mi piel, puedo proponerme hacerlo siempre después de bañarme. De ese modo, ya tendremos un tiempo destinado a esa rutina. A la inversa, podemos separar nuestro nuevo hábito de otros ya instalados en nuestro entorno: la persona que inició una dieta delega en otro familiar la compra en el supermercado para no tentarse comprando productos que engorden.

Otro recurso para ayudarnos a sostener nuevos hábitos es buscar la compañía de alguien que esté en la misma situación: si quiero ir a nadar con regularidad y me cuesta hacerlo por mi cuenta, tal vez pueda pedirle a una amiga que comparta conmigo la actividad. También, aunque no nos acompañen, los allegados pueden apoyarnos y estimularnos. Sin embargo, si el hecho de que todos sepan nuestra decisión nos estresa, podemos elegir no contarle a nadie. El estímulo puede provenir de otras fuentes que nos motiven, como por ejemplo ver videos o leer textos relacionados con lo que estamos haciendo.

image

La motivación también puede consistir en gratificarnos cada vez que hacemos un avance en nuestro nuevo hábito (ver “Premiarnos por pequeños logros”): por ejemplo, el escritor que logra terminar un capítulo de su novela en el tiempo que se había propuesto, se recompensa regalándose un libro nuevo.

Lo fundamental, más allá de los premios ante los avances en el corto plazo, es enfocarse en los beneficios a largo plazo: visualizar cómo mejorará nuestra calidad de vida gracias a nuestra decisión. Además, se puede pensar en los beneficios económicos: el ex fumador puede calcular cuánto dinero ahorra ahora mismo, al dejar de comprar cigarrillos, o cuánto ahorrará en el futuro al no tener gastos médicos relacionados con el tabaquismo.

image

¿Qué ocurre con las consecuencias inesperadas o no deseadas de nuestro nuevo hábito? Puede suceder que, además de los beneficios, aparezcan cosas que no son tan buenas: por ejemplo, el que deja de fumar suele engordar. En estos casos, es importante soportar estas consecuencias pensando que, más adelante, también podremos superarlas. El ex fumador puede, en otro momento, ponerse a dieta; pero la perspectiva de engordar no debe hacer que retome el cigarrillo. Lo mismo ocurre con las recaídas: hay que perdonárselas y seguir adelante, sin tomarlas como fracasos definitivos. Si un bailarín deja de ensayar por una semana, no significa que tenga que tirar todo su esfuerzo anterior por la borda y empezar de cero (ver “Sostener lo conquistado”).

Por último, todos los recursos ya mencionados se relacionan directamente con nuestra voluntad de cambiar, nuestro compromiso con la decisión y nuestra convicción de que lo lograremos.

0
FacebookTwitterGoogle +PinterestWhatsappEmail

También te puede interesar

¡LLEGAMOS A ESPAÑA!

14 septiembre, 2022

¿Qué es la Resiliencia?

13 julio, 2022

Dia de la Mujer

13 julio, 2022

TOMARSE EN SERIO

10 julio, 2022

ARREMETER CON LOS DEBERES...

10 julio, 2022

CONVIVIR EN UN CLAN...

2 febrero, 2020

INTERPRETAR LAS SEÑALES (2)

8 enero, 2020

 TRASCENDER LOS ESTEREOTIPOS

11 diciembre, 2019

ZOOM TERAPÉUTICO -Episodio 3

30 septiembre, 2019

CANALIZAR EL ENOJO

16 septiembre, 2019

ZOOM TERAPÉUTICO – Episodio...

10 septiembre, 2019

INTERPRETAR LAS SEÑALES

30 agosto, 2019

RESCATAR LA IMPROVISACIÓN

9 agosto, 2019

ZOOM TERAPÉUTICO – Episodio...

7 agosto, 2019

FILTRAR LA SINCERIDAD

19 julio, 2019

EVITAR LOS JUICIOS GENERALIZADORES

3 julio, 2019

ABRIR LA POSIBILIDAD DE...

19 junio, 2019

GESTAR LA PATERNIDAD

14 junio, 2019

ELEGIR CON QUIÉN LLORAR

1 junio, 2019

DISOLVER LOS CELOS

22 mayo, 2019

ELOGIAR A NUESTROS SERES...

24 abril, 2019

EVALUAR PARA QUIÉN HACEMOS...

16 abril, 2019

DECIR LO NO DICHO

8 abril, 2019

AMAR A NUESTRAS MASCOTAS

31 marzo, 2019

PERMITIR QUE NOS AYUDEN

28 marzo, 2019

FOMENTAR LA INDEPENDENCIA DE...

15 marzo, 2019

DESACTIVAR EL PERFECCIONISMO

6 marzo, 2019

REINTERPRETAR LOS DICHOS POPULARES

19 febrero, 2019

JERARQUIZAR EL OCIO

18 febrero, 2019

RECONOCER LAS ADICCIONES

31 enero, 2019

LIMITAR EL «YA QUE...

23 enero, 2019

ACEPTAR LO DIFERENTE

14 enero, 2019

PLANEAR EL AÑO NUEVO

2 enero, 2019

PASAR LAS FIESTAS DE...

20 diciembre, 2018

SUPERAR EL MIEDO A...

13 diciembre, 2018

INVESTIGAR NUESTRO ÁRBOL GENEALÓGICO...

30 noviembre, 2018

DESMANTELAR EL PLAN B

22 noviembre, 2018

DESMITIFICAR NUESTRA IMAGEN EN...

14 noviembre, 2018

DESESTIMAR LA ENVIDIA AJENA...

7 noviembre, 2018

AMPLIAR EL CONTORNO CORPORAL

30 octubre, 2018

Sobre mí

Sobre mí

Lic. Diana Hunsche

Es importante lo que te pasa, pero más importante aún, es lo que hacés con eso que te pasa. Mi intención al crear esta página es ofrecerte un espacio de reflexión.

Facebook Pinterest Linkedin Email

Últimas notas

  • ¡LLEGAMOS A ESPAÑA!

  • ¿Qué es la Resiliencia?

  • Dia de la Mujer

  • Facebook
  • Instagram
  • Linkedin
  • Email
Footer Logo

@2019 - Diana Hunsche. Todos los derechos reservados.
Los textos de esta web fueron editados por María Inés Linares.


Volver arriba

Leer tambiénx

INVESTIGAR NUESTRO ÁRBOL GENEALÓGICO

INTERPRETAR LAS SEÑALES (2)

FILTRAR LA SINCERIDAD